es
Jesús el hijo de Dios.
No es una Cruz lo que arrastra,
son
esteras, palos y esperanza
Es
tan profunda su huella,
que
abre un camino en la arena
y
tras la tierra prometida.
¡Todos
alaban a Jesús!
No
es su corona de espinas,
es
un sombrero de caña.
Aunque
el sol sigue inclemente,
su
sonrisa ya no es extraña
Vamos
por la arena caliente.
Nuestros
pies descalzos ya no lo sienten.
No
son tres cruces que esperan.
Son
chozas del perdón en la arena.
Él, nos abrió su corazón,
como
el camino en la arena.
Ahora
está con nosotros
en
el aroma de estera.
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