lunes, 24 de noviembre de 2014

MARÍA ELENA (poema)


¿Por dónde vas María Elena?
Te ven por los Andes pasar.
No me dejes solo en la arena.
Dime ¿cuándo vas a llegar?

Te voy buscando en mis días,
como un pez contra la corriente.
Son mis luchas tan frías,
desde que estás ausente.

Ya un Inca encantado,
dejó un suspiro escapar.
Al ver tu sonrisa en el viento,
derritiendo la nieve al pasar.

Dicen que juntos van por los cerros,
como agua fresca al bajar.
Los ven por ríos eternos,
y por anchas calles andar

Aquí te espero María Elena.
No tardes en regresar.
Toma mi mano de arena.
Para juntos progresar.

miércoles, 23 de abril de 2014

MADRE/LIBRO



Ella ya estaba sentada en la cama, cómodamente recostada sobre una almohada. Sábanas blancas y sosiego se imponían en una habitación conectada a la serenidad de su rostro fresco, altivo y alegre. En la cama, y sobre sus piernas, estaban sus libros esperándome como todas las noches. Ahora sé que eran novelas, pero en ese entonces para mí eran palomas, torres, carros o aviones; según el juego de ese momento feliz y eterno a su lado.

Así eran mis noches de niño. Ella salía a trabajar por las mañanas todos los días. Me cansé de llorar hasta acostumbrarme a esperarla, arropado en la imagen de su sonrisa y resintiendo sus caricias, hasta que las penumbras anunciaban su retorno.

No recuerdo noches en que mi madre no leyera. Ella tenía cajas de libros bajo la cama, las novelas policiales eran sus favoritas. Todas las semanas compraba libros y me llevaba con ella. Ese era otro espacio mágico, con destellos de colores recorriendo las caratulas que me hacían bambolear entre los estantes. La seguía sujetándome en mí mismo para no levitar con el aroma de los libros nuevos… hasta que ella escogía uno o dos libros, dejando los otros que yo había “elegido”.

"Ya es tarde, tienes que dormir" me decía, acariciando mis cabellos con una mano, mientras que con la otra sujetaba con destreza el libro abierto... Creo que a través de sus manos sentía lo que ella leía, porque su ceño fruncido, sus muecas y sonrisa, también me anunciaban algo más de su lectura, antes de quedar dormido en su regazo. 

Así leía con mi madre, así leo hasta ahora, totalmente conectado a ella, porque mis libros abiertos son las extensiones de sus manos laboriosas.

¡Gracias madre! ¡Gracias Libro!

Javier Bernaola
Hijo Predilecto de la Ciudad de Villa el Salvador
Premio Nacional “Miguel Grau” 2013


lunes, 1 de julio de 2013

POEMA: LIBRO LIBRE




Amigo de alas eternas, postura firme y, siempre erguido.
Su mirada extendida recorre los trescientos sesenta grados del firmamento, para divisar lo inexpugnable, derribando muros y temores.

Un impulso vital brota desde la montaña para lanzar su vuelo.
Alas extendidas que lo cubre todo, y en su batir, desprende las estrellas que lleva en su pecho,
iluminando el infinito.

Lo sigo entre tropiezos.
Abro la mochila para liberar mis vocales,
monto sobre ellas y voy tras ese alfabeto perdido,
para atrapar las palabras que fluyen por su aliento, forzando mis extremos.

Y, sin perderlo de vista, en la cima de la montaña lo invoco,
con un grito profundo, profundo, profundo que,
desde las vísceras de mis abuelos, 
llega a mi como un volcán en erupción.

Al salir el sol siento batir sus alas…
Ven, descansa sobre mis hombros, y luego llévame,
¡llévame contigo LIBRO LIBRE!…


¡MI AMIGO!

POEMA: VERDAD


Si decides buscar la verdad y volar alto,
hasta no divisar nada bajo tus pies;
y de repente caes, y te veo caer,
tus alas se rompen, y las veo romper.
Pero aún así, en el charco de tu sangre
decides volver a intentarlo.
Yo te diré... bien
¡No podré detenerte!
Pero si decides caminar
o más bien arrastrarte,
bajo la sombra infame de lo despreciable,
y bajo su hipócrita mirada crees vivir mejor;
yo igual te diré... bien
¡No podré detenerte!

POEMA: CORBATA AZUL


Nube negra que vas por el mundo,
reprochas el brillo de mi estrella azul.
Nube negra en tu pecho inmundo,
cobijas al buitre de CORBATA AZUL.

Con el aíre, se coló por mi ventana.
Y posó sus garras sobre la mañana.
Su huella de carroña va entre libros y platos,
él busca tesoros entre culpas y alegatos

Con la ley bajo el ala,
no dispara una bala.
Ráfagas de normas y decretos,
cautelan sus bienes y secretos.

¡BUITRE DE CORBATA AZUL!

¡Aléjate de esa cuna!
Deja a mi niño dormir ¿Cuál es su culpa?... ¡ninguna!
Saca tus garras de su tierno pecho,
no te lo lleves, es mi DERECHO.

¡BUITRE DE CORBATA AZUL!

En el pantano de tu democracia, veo a mi niño luchar.
Hoy, el regreso a su cuna ya se puede escuchar.
Sobre la penumbra, él sujeta mi estrella azul,
para ver caer al BUITRE, ahorcado, en su CORBATA AZUL





POEMA: PEREGRINO DE LA PAZ



¡Hola amigo, la asamblea ya comenzó!
Esperemos un poco...

La asamblea es como la vela,
encendida alumbra hasta que se acaba.
Mañana será otra vela, y otra asamblea.
Sentémonos en la arena, recuéstate en mi estera.
El mensaje pronto estará listo...

La asamblea terminó, ahora sí,
extiende tus brazos para cruzar el océano,
y no dejes de sonreír para ubicarte pronto.

... ¡Ya llegamos!

¡Tomen, este es nuestro mensaje de paz!
Para compartirlo con los vecinos,
en la asamblea del mundo.
Mañana regresamos con otro mensaje.
¡Vamos amigo, nos esperan cruzando la montaña!


(Homenaje a Villa el Salvador "Ciudad Mensajera de la Paz" declarado por la asamblea General de la ONU el 15/02/1982)


  

POEMA: ARENA FECUNDA



Todo estaba quieto, solo el polvo se movía.
Y desde aquel gran día en este arenal viviría.
Polvo de arena, olor de miseria.
De este olor, de esta arena, día a día compartiría.

Con lágrimas de valientes, con el sudor de sus frentes.
Hicieron fértil la arena, le dieron humedad latente.
Sudor y llanto consciente de vecinos consecuentes,
que viviendo pobremente, siempre dicen ¡PRESENTE!

Regado con sudor santo, regado de tanto llanto.
A cada día luchando, mi tamaño fue aumentando.
¡Soy de raíz muy fuerte, soy de raíz profunda!
Mi alma se hace fuerte  en esta ARENA FECUNDA

Hoy es VILLA de color más verde.
Un nuevo aroma ya nos envuelve.
Verde hermoso color de vida.
Juventud masiva seas bienvenida.

Porque es mía esta historia, engendrado en mi está la gloria,
de esa unidad ferviente de aquel buen dirigente.
¡Escuchen bien mi verso ardiente! Y mire bien Usted mi frente,
porque esta historia está latente ...!Soy de Villa, estoy presente!